miércoles, 21 de agosto de 2013

Un asesinato de lo más célebre

Cuídate de los Idus de Marzo
Tras bastante tiempo sin escribir, entre refrescantes baños al sol y amenas lecturas bajo la sombrilla, he tenido la tentación de hacerlo sobre uno de los episodios de la historia que más interés me ha suscitado: el célebre asesinato de Cayo Julio César (100 - 44 a. C.) a manos de un grupo de senadores opuestos a sus ambiciones autocráticas. 

Escribir sobre César conlleva hacerlo sobre, sin duda alguna, una de las más importantes figuras de la historia de Roma, debido principalmente a sus destacadas aportaciones políticas, sus victoriosas campañas militares y su amplia visión como jefe del Estado romano. Sin embargo, quiero centrarme únicamente en su sangriento asesinato. Todo ocurrió muy rápido. Así, tras algunas dudas para elegir el día, el 15 de marzo –durante los idus de marzo– del año 44 a. C., víctima de una conspiración en la que según el historiador y biógrafo Suetonio llegaron a participar más de sesenta personas (llamados a sí mismos Libertadores), el dictador romano perdió la vida en el Senado tras serle asestadas 23 amilanadas puñaladas. Parece ser que solo una de ellas resultó mortal, a tenor del examen realizado por el médico llamado Antiscio. 

Entre los principales conspiradores figuraron Cayo Casio, Décimo Junio Bruto y Marco Junio Bruto. Especialmente relevante fue la activa participación de Marco Junio Bruto, hijo de Bruto el Mayor y de Servilia Cepiona, quien pese a los notables favores que recibió de César, se erigió en el principal instigador del que –en palabras de numerosos expertos– ha pasado a ser considerado uno de los asesinatos políticos más conocidos de la historia. De hecho, el mero tinte mafioso que rodeó su muerte ya le hizo inmortal. Según la tradición, cuando César vio a Bruto empuñar la daga pronunció la famosa frase: “Tú también, hijo mío”, tras lo cual se cubrió el rostro con su toga y dejó de defenderse. Cayó junto a la estatua de Pompeyo, a quien, paradojas del destino, había vencido cuatro años antes en la batalla de Farsalia (Grecia). Este héroe y genio militar sin parangón mostró su elegancia hasta el último instante de vida. Así lo evidencia la descripción que aporta Suetonio: “Entonces, al darse cuenta de que era el blanco de innumerables puñales que contra él se blandían de todas partes, se cubrió la cabeza con la toga, y con la mano izquierda hizo descender sus pliegues hasta la extremidad de las piernas para caer con más dignidad”. También es cierto que el hecho de cubrirse la cabeza obedecía a una costumbre milenaria para no tener que ver el rostro de sus asesinos. Los funerales, celebrados en el Campo de Marte, estuvieron precedidos por un extraordinario desfile de personas que deseaban rendirle homenaje. 

La muerte de César, no obstante, lejos de restablecer la antigua legalidad republicana, espoleó de nuevo la guerra civil en Roma entre los partidarios de Bruto y Casio, por un lado, y los de Marco Antonio y Octavio (futuro Augusto) por otro. El enfrentamiento definitivo tuvo lugar en las llanuras de Filipos, en el año 42 a. C. Dos batallas se libraron. En la primera, Bruto derrotó a las fuerzas de Octavio, al tiempo que Casio fue vencido por Marco Antonio y se quitó la vida. Tres semanas después sería Bruto el derrotado. Puede decirse que en Filipos se decretó la muerte de la antigua República romana. 

Lugar de la muerte de Julio César. Torre Argentina, Roma.
Recientemente, leyendo la revista de Historia de National Geographic a la que estoy suscrito, pude conocer que el pasado año un equipo de investigadores del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) determinó el lugar exacto donde se produjo la muerte de César en el área arqueológica de Torre Argentina, en Roma. Según el CSIC, el hallazgo en cuestión confirma que el general fue apuñalado justo en el centro del fondo de la Curia de Pompeyo mientras presidía la reunión del Senado sentado en su silla, cayendo desangrado efectivamente a los pies de la estatua de Pompeyo. Una incógnita que definitivamente ha quedado resuelta.