martes, 26 de julio de 2011

Las contraindicaciones de las licencias a tutiplén

Convento de las Irlandesas

Un nuevo caso podría enturbiar en las próximas fechas la ya de por sí caótica gestión municipal del equipo socialista que dirige Manuel Benítez. Según la información manejada por Alforjas de Matices, en la mañana de hoy martes 26 de julio, dos vecinos de Castilleja de la Cuesta han solicitado por escrito al señor Alcalde-Presidente la inmediata paralización de las obras (destinadas al parecer a una ampliación del número de aulas) que se están llevando a cabo en el Convento de las RR.MM. Irlandesas, al carecer la pertinente licencia del necesario informe previo de la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura. A ello hay que sumar la intervención –no contemplada en el Proyecto– que se está efectuando en el Torreón de la planta tercera, una construcción neomudéjar levantada por el arquitecto Balbino Marrón y Ranero en 1855.

Este histórico edificio de nuestra localidad, antaño palacio de los Duques de Montpensier, está catalogado en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) vigente como de Protección Integral, en cuyo caso las obras que en él se perpetrasen deben estar sujetas en todo momento a una serie de condiciones encaminadas a la preservación de la estética tradicional. Asimismo, han de contar con un informe previo emitido por la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura, representada actualmente en la persona de Bernardo Bueno Beltrán.

Lo cierto y verdad es que no podemos mostrarnos impasibles ante hechos que atentan abiertamente contra la integridad patrimonial de nuestro querido municipio. Llegado el caso, resulta de vital importancia contar  al menos con la opinión de personas duchas en la materia y no dejarse llevar únicamente por la rauda captación de ingresos en concepto de impuestos o tasas municipales. Si al desprecio constante a todo lo que emana tradición, le sumamos ahora la asombrosa permisividad para ningunear el patrimonio artístico de la Villa, el resultado no es otro que la electoralmente consentida vejación de nuestra memoria histórica.