Pero, bajo mi punto de vista, este incuestionable éxito, que muy posiblemente se vea ampliado en años venideros, queda en gran medida empañado por su controvertida personalidad. Y es que un profesional tan mediático como Mourinho, protagonista destacado de portadas, entrevistas e informativos deportivos, ha de medir en todo momento cada una de sus manifestaciones públicas, pues éstas siempre estarán sujetas a la crítica de quienes –de alguna u otra forma– viven de este negocio de masas en el que se ha convertido el fútbol. Lo cierto y verdad es que desde que se produjo su retorno a España (ya ejerció como asistente técnico del malogrado Bobby Robson y del holandés Louis Van Gaal en el F. C. Barcelona) para entrenar al Real Madrid en junio de 2010, la polémica en torno a la figura del técnico luso ha estado servida casi a diario.
Así, durante estos meses ha mantenido peloteras –nunca mejor dicho– con periodistas, entrenadores como Manuel Preciado (Sporting de Gijón) y más recientemente Manuel Pellegrini (Málaga C. F.), con el colectivo arbitral y en definitiva con todo el que ose llevarle la contraria. Sorprende que una institución más que centenaria y señorial como el Real Madrid, que tradicionalmente se ha vanagloriado de tener como patrimonio más valioso su propia imagen, permita que este sujeto campe a sus anchas por las ruedas de prensa, exhibiendo una desmesurada vanidad y una falta de escrúpulos sin parangón.
Pero claro, cuando la preocupante sequía de títulos por la que atraviesa el laureado club merengue amenaza con cobrarse víctimas directivas a medio plazo, algunos iluminados pensarán que el fin justifica los medios. Lo que no saben es que con dicha permisividad indirectamente están fomentando en España el antimadridismo, y lo que es peor, el reclutamiento de nuevas adhesiones a la ya de por sí modélica causa culé.
Creo que el Madrid como institución pierde con el fichaje de Mouriño,pues se cree el amo del mundo, y me sorprende que haya dejado semiparalizado al presidente Florentino, que siempre ha sido ejemplo de educación y de saber estar cuando no se ha conseguido los objetivos marcados al inicio de la temporada,
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