jueves, 10 de abril de 2014

Lo adecuado de ir a contracorriente


He de reconocer que me atraen sobremanera los pregones que se salen de la norma establecida, aquellos que parecen ir a contracorriente y que, por encima del devocional ensalzamiento a las imágenes y la querencia por el aplauso fácil, persiguen la transmisión de un mensaje catequético acorde a la peculiar realidad cofradiera.

Partiendo de esta sólida premisa, resulta fácilmente comprensible que me encantara el pregón de Quico Berjano, en todos los sentidos además. Prolífico en vivencias personales y con una estructura alejada de lo habitual. Necesaria catequesis para un mundo cofrade que viene desvariando peligrosamente hacia el frikismo y cultivando un escenario donde lo folclórico, las aspiraciones personales y la crítica gratuita se anteponen con frecuencia a los aspectos formativos, espirituales y asistenciales. No es cuestión de excluir lo popular y costumbrista, que es bueno que exista, sino de priorizar en todo momento el auténtico sentido religioso. Como bien dijo Monseñor Juan José Asenjo, sería conveniente sacar una edición de bolsillo del pregón y ofrecerla a los cofrades como guía didáctica (un verdadero vademécum) para su día a día. Y es que se ven determinados casos...

A lo largo de su exaltación, este juez de 56 años hizo numerosas referencias a Juan Pablo II y al actual Papa Francisco, así como recurrentes alusiones a su Hermandad de la Vera Cruz. Impresionante, en este sentido, cómo representó la figura física y espiritual de la Cruz, incluyendo sugerencias explícitas sobre cómo debemos sobrellevar particularmente la que, tarde o temprano, Dios nos asigna. En definitiva, un pregón colosal que ha llegado en el momento adecuado. Que el mensaje valiente de este gran veracrucero sirva de acicate para las hermandades en la verdadera tarea que tienen encomendada.



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